No siempre es fácil lograr un equilibrio perfecto que hace que una comida resulte perfecta. A veces parece que sólo los expertos son capaces de lograr esa combinación que nos permita quedar bien. Os voy a dejar unos pequeños consejos que os hagan lograr ese maridaje que te haga disfrutar a ti y a tus comensales tanto del vino como de tus platos.
Primero tenemos que tener en cuenta que queremos disfrutar de ambas cosas, tanto de la comida como del vino que la acompaña. Para ello tenemos que lograr un equilibrio entre los dos sabores. También tenemos que tener en cuenta el orden, primero serviremos los vinos más ligeros que irán acompañados de tus platos más ligero, ¿por qué? te estarás preguntando, pues es muy sencillo si primero sirves un vino más potente y pesado hará que después no puedas disfrutar de ese vino más ligero y afrutado ya que el primer vino te enmascara los sabores del segundo. Cuando vayas a servir un vino tinto fíjate en las añadas, generalmente cuanto más envejecido esta un vino suele tener más cuerpo y es más complejo en aromas y en boca.
Los vinos tintos jóvenes o medias crianzas suelen acompañar bien a carnes de menos sabor como el pollo mientras que los crianzas y reservas maridan muy bien con carnes rojas guisadas o asadas.
Cuando hablamos de pescados siempre tendemos a maridarlos con vinos blancos o rosados, pero tenemos que tener en cuenta otros detalles como la salsa que los acompaña o si son pescados grasos, ya que si la salsa es fuerte o si se trata de un pescado graso podríamos acompañarlo perfectamente con un vino tinto joven bajo en taninos y grado de acidez alto. Lo mismo suele pasar con los arroces y pastas.
Esperamos que estos pequeños consejos os sirvan para maridar vuestros mejores platos, sobre todo ahora que llegan las fiestas Navideñas. Atreveros a innovar, haced que vuestras comidas sean una explosión de sabores y aromas.